China: el futuro por delante
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Por Manuel Pavón
Hace 60 años, el 1 de octubre de 1949, Mao Zedong proclamaba desde la Puerta de Tian’anmen el establecimiento de la República Popular China, un hecho capital de la historia universal del siglo XX. Hoy, 1 de octubre de 2009, la capital china ha vuelto a conmemorar aquel hito con el mayor desfile celebrado en toda su historia.
Este sexagésimo aniversario de la Fundación del Estado chino actual cobra especial importancia en un momento y un mundo, el actual, en el que el orden geopolítico parece estar experimentando cambios y los equilibios del poder mundial se redistribuyen. Y todo parece apuntar a que, en este nuevo orden, la milenaria China tendrá un destacado papel de liderazgo.
La exhibición armamentística desplegada sobre la mayor plaza del mundo demuestra el poderío y la capacidad militar de China. Los aviones, misiles, escuadrones, tanques, y brigadas impresionan, pero, personalmente, por encima de los elementos bélicos, me quedo con el desfile civil, que me resulta más amable.
Los extranjeros que vivimos en China hemos asistido sorprendidos durante las últimas semanas a los preparativos del desfile. Zonas enteras de la capital china fueron cortadas al tráfico y los transportes públicos también se vieron afectados; todo esto demuestra la importancia que se le concedía al evento y la magnitud del mismo.
El día del ensayo general, las estaciones de metro estaban abarrotadas de grupos de escolares ordenadamente dispuestos, con sus uniformes de colores, esperando para desplazarse al ensayo en la plaza de Tian’anmen. La animación, el ambiente casi festivo, se respiraba en todas las estaciones.
El chino es un Pueblo enormemente vitalista y que se entrega con fuerza a lo que haga falta. Da igual que sea un desfile festivo o el desarrollo de todo un país, los chinos, con su optimismo, siempre se entregan al máximo para que las cosas salgan como se espera.
Antes de vivir en China, la imagen del país en mi mente había sido fraguada, principalmente, por las historias que mis profesores de lengua china me contaban en la universidad sobre sus propias vivencias. Era la China de hace apenas 10 años.
Sin embargo, un vistazo a la China actual me permite ver lo que este país ha avanzado en tan poco tiempo. El proceso de Reforma y Apertura, iniciado hace ya 30 años, seguirá avanzando. Pero hay que poner atención a los pasos que se dan.
En un país con una población tan grande y con un territorio tan vasto se debe hacer incapié en distribuir de forma equitativa y racional la riqueza que la expansión económica está aportando. La apertura de un abismo insalvable entre las ciudades y el campo, el este y el oeste, debe ser combatido. Muchas medidas en este sentido comienzan a ponerse en marcha.
Objetivamente, en estos años la sociedad china ha experimentado unas mejoras innegables y el pueblo ha alcanzado un nivel de vida inaudito. China ha ido superando todas las previsiones, incluso las más optimistas, sobre su crecimiento económico. Incluso en la última crisis financiera, China ha conservado su pujanza.
Los cambios económicos han traído también cambios en la sociedad. Los jóvenes chinos adoptan valores diferentes a los de sus mayores. Su progresiva incorporación al frente de la sociedad traerá también nuevas exigencias y necesidades a las que se deberá dar respuesta.
Durante la ceremonia celebrada ayer día 30 en el Gran Palacio del Pueblo, el Primer Ministro, Wen Jiabao, concluyó su discurso brindando por la prosperidad de la Nación y por la felicidad del Pueblo. En efecto, una sociedad próspera y en armonía se construye desde abajo, basándose en el bienestar y la satisfacción general de todos y cada uno de sus ciudadanos y en la coherencia con la realidad del país.
Al igual que ocurriera con los Juegos Olímpicos de Beijing, que reflejaron ante el mundo una nueva imagen de China, el desfile de hoy frente a Tian’anmen ha sido de nuevo el escenario en el que se han expresado los deseos y las esperanzas de China para un espléndido futuro.
